de la comisura de tus labios.
Tu primer llanto
al nacer de la cavidad dulce
que algún día llamarás mamá.
Mirarse en otros ojos,
sonreír por dentro,
la mano roza otra mano
y queda el sabor amargo
de querer más.
sonreír por dentro,
la mano roza otra mano
y queda el sabor amargo
de querer más.
Correr hasta quedarse sin aire
con piernas de niño,
sentir en el hígado
el dolor punzante,
mirar para atrás.
Reírse,
reírse a través de los años
y que cada risa sea
distinta de la anterior.
Sentir por primera vez
el aroma dulce
del perfume
que viaja prendido del cuello
de quien te va a enamorar.
La primera vez que creíste
que morías de tanto dolor.
La primera vez que tanta lluvia
te lavó los sueños.
La primera vez que tu hijo
te dio la mano.
Y la vida es sólo eso,
una suma de momentos
tan efímeros,
tan mágicos.
con piernas de niño,
sentir en el hígado
el dolor punzante,
mirar para atrás.
Reírse,
reírse a través de los años
y que cada risa sea
distinta de la anterior.
Sentir por primera vez
el aroma dulce
del perfume
que viaja prendido del cuello
de quien te va a enamorar.
La primera vez que creíste
que morías de tanto dolor.
La primera vez que tanta lluvia
te lavó los sueños.
La primera vez que tu hijo
te dio la mano.
Y la vida es sólo eso,
una suma de momentos
tan efímeros,
tan mágicos.
Victoria Montes
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