29 de mayo de 2014

Revolución

Está tan quieto.
Creo que va a matarme un ángel
vestido de cazador.
Está tan callado el viento
que el miedo me toca las piernas;
la bandera de hule no vuela
se pega a la cara y oprime
la lucha del vencedor.


Respiro en el aire el peligro,
los marginados se han levantado
contra los otros marginados;
desde el palco miran los ricos
como la sangre se vierte,
y se ríen ajenos
mientras beben el vino.

Victoria Montes

22 de mayo de 2014

Putas

El placer como verdugo,
el cuerpo como castigo,
el beso como asesino,
la lágrima como delito.


El sueño como refugio,
el alma como escudo,
el corazón como despojo,
la muerte como destino.

por Victoria Montes


8 de mayo de 2014

La pena mutante

Entonces aquello que me había dolido tanto, tan profundo, dejó de dañarme el alma en algún momento. Hoy lo miro y es como una fotografía de alguien más, un recuerdo ajeno, tal vez vivido por mi carne pero no por mi espíritu. Ya no me reconozco, no en esa forma, me siento tan lejos de la situación, de los sentimientos, del haberme aferrado a lo que ahora comprendo como la mismísima oscuridad. Me vuelvo a pensar como la semilla que crece bajo la tierra húmeda en absoluta soledad. El tiempo pasa y siento los cambios en el cuerpo, pero es tan lento; se hace costumbre y a pesar de que el proceso sigue fluyendo parece detenido el corazón. Soportar la oscuridad y el frio, saber que el agua está golpeando sobre las capas que me cubren y que pronto va a rozarme. La curiosidad de saber que me espera allí arriba, el miedo de dejar lo que ya conozco, esta vida que podría vivir de memoria. Esperar a que llegue el cambio, esperar en vano, sabiendo que nada va a venir a menos que lo intente. Debo llenarme de fuerzas, dejarlas surgir desde mi vientre maduro; penetrar las sombras que me ahogan y se cierran contra mi cuerpo líquido. Abandonar los miedos viejos, comprarme unos nuevos, desgranar el suelo que pesa sobre mi cabeza encontrando un halo de luz brillante y cálida.
Miro el resplandor desde la casa, soy consiente al fin de que mi cuerpo se ha despojado de las barreras suaves en las que me estaba reteniendo por propio deseo. Mis ramas frágiles han surgido, las primeras hojas están madurando pequeñas, nuevas, con la ilusión de ser. La fe se desprende desde la savia fresca que me recorre tan breve, el corazón acaricia suave el interior y sigue creciendo hasta salirse de su espacio. Siento expandirme en cada célula hacia un lugar que no existe, al menos no en la materia que creía real. Un nuevo sentimiento aflora en mí, es un amor de otras formas, un amor tan grande que no cabe en mi ser, me despojo de las noches y me vuelvo sol de mediodía sin lluvia que me nuble los ojos, con el sólo deseo de existir.

1 de mayo de 2014

Llueve la pachamama

Lluvia
que con furia golpeas,
quiebra el asfalto
y el denso cemento,
deja que los poros
de esta pachamama herida
te beban.

Lava la sangre,
que renazca
el pueblo nativo,
que el campo verde florezca
engullendo tanta codicia,
tanta falta de ganas,
tanto vicio.